Hoy se van de casa tres obras que me han acompañado durante bastante tiempo. Y, la verdad, tengo sentimientos encontrados.
Por un lado, muy contento, porque ese es precisamente el objetivo: que mis creaciones acaben alegrando las paredes de personas a las que les gusta esta forma algo diferente que tengo de ver los lugares.
Pero, por otro lado, no voy a negar que me da un poco de pena. Les cojo cariño. Cuando están colgadas, es como si me hicieran compañía, como si formaran parte de la familia.
Estas tres imágenes, además, fueron el inicio de un proyecto que empezamos con mucha ilusión y que, con un poco de suerte, espero que algún día vea la luz como se merece.